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Representación simbólica de la Nube de Oort |
Capítulo XVII. Munaak
La oscuridad era completa en el alojamiento reservado al doctor Roger Bouchard. Si alguien hubiera intentado escuchar detrás de la puerta o atisbar por alguna hendedura de las anticuadas persianas no habría sido capaz de decir si el cuarto estaba ocupado o no.
Y sin embargo, aunque Bouchard estaba ausente por el momento, la habitación no estaba vacía porque Jakork se encontraba en ella. Había abandonado su disfraz mimético y su expansión ocupaba todo el espacio libre, a la vez que impedía que ni una partícula de su esencia se filtrara al exterior de aquel espacio que le servía de refugio en la convención.
Toda la fuerza y la potente intención de Jakork estaban concentradas en establecer comunicación con un punto muy lejano: la frágil nave en la que Munaak orbitaba incansablemente desde hacía tantos años, observando y registrando todos los sucesos relacionados con el equipo de exploración krakta.
-Unidad Jakork pide contacto con la unidad Munaak desde el mundo en observación.
-Munaak escucha.
-Es preciso establecer una comunicación lo más exhaustiva posible. Grave preocupación por las afirmaciones y los planes establecidos por la dirección del grupo.
-Establecido examen y análisis de datos, no se aprecian distorsiones. Concreta el problema.
Jakork empezó a transmitir con todo cuidado sus impresiones y creencias para que Munaak las analizara y comprobara. Durante bastantes minutos el flujo de información atravesó cerca de cincuenta unidades astronómicas sin por ello padecer mengua en su precisión ni necesitar una cantidad apreciable de tiempo para saltar del punto de origen al de destino. Una vez allí todos los datos fueron analizados y registrados.
-Recibido y valorando. Enviaré respuesta.
Jakork cerró su pensamiento para descansar, y esperó. En principio tenía completa confianza en el criterio de Munaak, pero su apoyo incondicional a las tesis de Koroj le estaba haciendo temer que no obtendría ayuda de su parte.
-Valoración completada.
-¿Conclusión?
-Comprendo tu intranquilidad. Las consideraciones de Koroj son pesimistas y no permiten gran margen de maniobra. Debo pensar, de todas formas, que si Kanwal está de acuerdo no estarán muy lejos de la verdad.
-Voy a ser totalmente claro. No confío en Kanwal, creo que está influenciando negativamente a Koroj. Y no es sólo eso, he observado que los terrestres le temen. Hay algo en él que no es natural, que se escapa a nuestra forma de actuar con las culturas en observación.
-Es una opinión muy arriesgada. Kanwal tiene la confianza de Krakta. Medita y evalúa bien tus pensamientos.
-Está hecho. He esperado mucho. Solicito tu intervención.
-Para intervenir, antes debo observar desde nuevo punto de vista. La posición krasiana de cuarto componente ya está completada. He de examinar todos los aspectos desde metaposición.
-Llevará demasiado tiempo.
-Una pequeñísima fracción del que crees necesario. Tengo gran experiencia en observación y soy capaz de alcanzar la metaposición con rapidez.
-¿En qué punto físico del espacio podrás situarte?
-Lo que los humanos llaman Nube de Oort es suficiente. Volveré a contactar. Krakta imperecedera.
-Krakta imperecedera.
Jakork intensificó su atención y la enfocó hacia sí mismo. Poco a poco, su expansión se contrajo, haciéndose más densa y concreta. Apareció una silueta oscura y compacta y la figura de Bouchard se formó como conjurada entre las sombras. Donde hubieran debido estar sus ojos se distinguían aún dos pozos de tinieblas, pero finalmente se aclararon y entonces sí alcanzó totalmente su apariencia humana.
Y su apariencia humana no parecía feliz. En realidad, estaba muy preocupado. Tenía la esperanza de que Munaak llegara a una conclusión realmente justa. Estaba dispuesto a aceptar su criterio, pero a cambio de disponer de todos los razonamientos que le hubieran llevado a la conclusión, fuera la que fuera.
Decidió que lo mejor era permitir que su mímesis cayera en un sueño reparador. Un descanso le iría bien porque la próxima jornada sería muy intensa. Comprobó que, tal y como había programado, los antiguos astronautas de la Mare Undarum dormían profundamente. Era necesario que estuvieran frescos y despejados para tener acceso a todos sus conocimientos y a un razonamiento claro y sin fisuras. También constató que Gantomor estaba concluyendo su viaje a Delhi y que llegaría a la hora exacta. Entonces se dio cuenta de que venía acompañado. ¡Era su esposa! No tenía importancia, se la podía enviar a una de las conferencias mientras ellos trabajaban. Se dejó caer en una relajante inconsciencia.
Un aviso le despertó cuando casi era de día.
-Metaposición completada. Aguardo contacto.
-Contactando. ¿Conclusión?
-Inquietante. Desciendo al planeta.
-¿Está conforme el mando de la expedición?
-No.
-¿Será posible tu venida?
-Desde luego. Tengo total autonomía. Mi decisión no es habitual pero sí legítima.
-Confirma datos adaptación mimética.
-Marina Borisovna Petrova. Ingeniera informática. Espérame en la convención en un veinteavo de rotación planetaria. Inclúyeme como asistente particular.
-¿Mujer rusa?
-Correcto.
-¿Documentación a punto?¿Hay tiempo de incluirte en secuencias de memoria?
-Todo a punto. Envío información (pausa). Registra como profesora en la Escuela Superior Tecnológica de Monchegorsk, en Murmansk. No es precisa la inclusión. Es seguro que nadie sabrá de quién se trata.
-Hecho. Krakta imperecedera.
-Krakta imperecedera.
Roger Bouchard soltó el aire y sonrió; en algunas cosas ya empezaba a parecer un terrestre. Si Munaak finalmente había tomado aquella decisión tan extraordinaria a pesar de la oposición de Koroj, es que, como él sospechaba, algo no iba bien en el equipo explorador. Por fin podía contar con un aliado. Pasar todo aquel tiempo nadando contra corriente, enfrentado a seres mucho más experimentados y con más autoridad que él, le estaba desgastando la confianza en sí mismo.
Realizó las acciones necesarias para incluir a la ingeniera Petrova como asistente a la convención. Las bases de datos empezaron a cambiar sin dejar ningún rastro de sus modificaciones. Al acabar, pensó, bastante divertido, que si alguna vez, al cabo de un tiempo, a algún funcionario se le ocurría revisar las listas de los concurrentes a la LXXV Convención de Astronáutica en el Espacio Profundo de Nueva Delhi, no encontraría el rastro de unos cuantos en ningún lugar del planeta, porque en realidad, ni existían entonces ni habían existido jamás.
Entonces le asaltó la duda de si en realidad alguien podría comprobar cualquier cosa en unos pocos años, porque de todo aquello que parecía tan sólido e importante, quizá pronto no quedara absolutamente nada. Acaso él tuviera que volver a casa con una aguda sensación de fracaso, quien sabe si tal vez tendría que dar por terminada su etapa de investigador y explorador en el espacio. Ante este pensamiento, cerró los puños con ira mientras le invadía un intenso sentimiento de rebelión.
Y entonces se dio cuenta, con asombro, de que estaba permitiendo que las emociones humanas se enseñorearan de su mente. Toda su armonía natural y la confianza en el devenir se tambalearon, su equilibrio se trastornó y, durante un momento, Roger Bouchard se sintió solo y desamparado, inerme y enfrentado a una tarea imposible.
(Continuará)
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